lunes, 9 de diciembre de 2013

Cerebro

D.

¿A que la bolsita de los testículos parece un cerebro?
D., N., P.

Evangelio según san Marcos [03/10/13]
L. Tolstói, ¿Cuánta tierra necesita un hombre? [09/10/13]
P. Salinas, Presagios [15/10/13]
P. Salinas, Seguro azar [17/10/13]
L. García Montero, Lecciones de poesía para niños inquietos [27/10/13]
D. Pennac, Cucho chungo [12/11/13]
J. London, La llamada de lo salvaje [24/11/13]
C. Vallejo, César Vallejo para niños [1/12/13]
C. Vallejo, Paco Yunque [3/12/13]
A. Saint-Exupéry, Cartas a una amiga inventada [7/12/13]

domingo, 20 de octubre de 2013

En la playa

D.

¡P., he visto un banquete de peces!

Imaginaciones sobre Dios

D.

1/3 ¿Te imaginas que veo al Rey de los Cielos y es un enano? [Señala la altura de sus rodillas]
2/3 ¿Por qué Dios no viene para que lo veamos y creamos en él? [3/10/13]
3/3 ¿Te imaginas que siempre hemos pensado que Dios es bueno y luego, cuando lo vemos, es un tirano? [14/10/13]

sábado, 28 de septiembre de 2013

Shanti Andía

D., N., P.

Evangelio según san Mateo [02/09/13]
P. Baroja, Las inquietudes de Shanti Andía [28/09/13]: “A veces me preocupa la idea de si alguno de mis hijos tendrá inclinación por ser marino o aventurero.”

martes, 24 de septiembre de 2013

Sumas con llevada

D.

P.: ¿Qué pasa con la decena que te has llevado?
D.: Se ha muerto.

302. pelmazo

D.

287. digno.
288. indolente.
289. acicalar.
290. urca.
291. antiparras.
292. demudar.
293. cochambroso.
294. consonar.
295. esbozo.
296. iracundo.
297. farragoso.
298. bellaco.
299. barreño.
300. zoquete.
301. ceporro.
302. pelmazo.

miércoles, 18 de septiembre de 2013

viernes, 13 de septiembre de 2013

Evocación

D., P.

[En el baño. D. juega a la canción. Dice “recuerdo…” y le añade hitos sin concierto. Al tercero o cuarto, le interrumpo.]

Recuerdo bien a mi madre…¿Te acuerdas del autor de este verso?
¡Claro! Ángel González, el de las trencitas.
¡Qué bien! Menuda memoria...
Soy una máquina [bailando, poniendo caras.]
Anda y no seas vanidoso, amor. Recuerda que los hombres somos muy poca cosa.
Entonces qué, ¿nacemos para nada?
No; para nada, no. Nacemos para vivir.
Sí, bueno… Nacemos para sentir y para tener miedo.

martes, 10 de septiembre de 2013

Crucifixión

D., P.

Habría muerto con treinta y tres años, justo la edad que tiene p. este año.
Entonces, p., ¿por qué nosotros no te crucificamos?

286. añicos

D.

281. badulaque.
282. pingorota.
283. singular.
284. juramento.
285. escaparate.
286. añicos.

miércoles, 4 de septiembre de 2013

Pajaritas y naufragios

P.

“La semana era cosa pesada, todos los días de colegio por la misma calle, a repetir las mismas cosas; llegábamos al sábado verdaderamente cansados. La alegría del domingo era la lluvia, el cielo gris para poder quedar en casa. ¡Qué hermosa tarde para combates una tarde de fiesta lluviosa!” (Miguel de Unamuno, ‘Historia de unas pajaritas de papel’)

viernes, 30 de agosto de 2013

Profesión liberal

D.

¿A que soy ya un profesional de cortarme la cabeza?

280. mozo

D.


254. desaguisado.
255. ineludible.
256. estatus.
257. económico.
258. parcela.
259. comunal.
260. ardor.
261. duplicado.
262. fundamental.
263. matutino.
264. lozano.
265. turbar.
266. delirar.
267. satírico.
268. vanidad.
269. efímero.
270. ambular.
271. enigma.
272. roldana.
273. respecto.
274. coraza.
275. antibalas.
276. garambaina.
277. pormenor.
278. embrear.
279. chirlo.
280. mozo.

lunes, 26 de agosto de 2013

La traducción

P.

D. como traductor exacto de N. a pesar de todas mis horas. De qué manera su insustituible talento envejece mi lengua y me envejece.

viernes, 23 de agosto de 2013

La guerra

D.

¿Por qué tus preguntas sobre la guerra son mucho más largas que las mías?

El Principito

D., N., P.

Antoine de Saint-Exupéry, El Principito [23/08/13]: “¿Atarlo? ¡Qué idea tan rara!”

miércoles, 21 de agosto de 2013

El cocodrilo

D., N., P.

Pío Baroja, Paradox, Rey [20/06/13]
A. Conan-Doyle, El mundo perdido [10/08/13]
L. Tolstói, Las tres preguntas [11/08/13]
F. Dostoievski, El cocodrilo [18/08/13]

Retrato N. 3


D.


















P.
¿No te parece exagerado el bigote que me has pintado? Tengo cuatro pelos. Me hace viejo.
No. Te hace mayor, pero no viejo. 

lunes, 19 de agosto de 2013

253. decoro

D.

239. sedal.
240. gavilán.
241. fortuna.
242. estimular.
243. atarraya.
244. pulposo.
245. dentudo.
246. decisión.
247. fatuo.
248. mentecato.
249. botarate.
250. nuclear.
251. veneración.
252. incredulidad.
253. decoro.

Gusanos

[viernes 21 de junio de 2013]

D.

¿De verdad yo moriré? ¿Y los gusanos se comerán mis mofletes?

martes, 25 de junio de 2013

domingo, 9 de junio de 2013

Thoreau

P.
 
“Creo que después de aprender las primeras letras deberíamos leer lo mejor de la literatura, y no repetir siempre a, b, abs y demás monosílabos de las clases de cuarto y quinto, sentados en los primeros bancos toda la vida.” (H. D. Thoreau, Diarios)

domingo, 2 de junio de 2013

Neuman

P.

En Cómo viajar sin ver, de A. Neuman: “<<Pero, mamá, ¿por qué estamos arriba del cielo?>>, pregunta la niña.”

Lo Mismo

[24 de mayo de 2013]

D.

Oye, ¡que matar a una cucaracha es igual que matar a un bebé de un año o de dos!

Romeo y Julieta

[23 de mayo de 2013]

D., N., P.

Romeo y Julieta, W. S.

martes, 21 de mayo de 2013

Notas al inventor

[jueves 16 de mayo de 2013]

D.

Cuando vaya al cielo voy a decirle al inventor que no invente más paraguas porque aquí nadie los utiliza.

El hombre y el huevo

[sábado 18 de mayo de 2013]

D.

¿A quién se le ocurrió que las personas comiéramos huevos si los huevos salen del culo de las gallinas?

sábado, 11 de mayo de 2013

miércoles, 8 de mayo de 2013

Ay, Romeo, Romeo

P.

Te he dejado por la mañana en el colegio bajo la sospecha de que anoche escogiste Romeo y Julieta para poder embelesar a tus compañeras de clase, tú, soltero empedernido de seis años, incorregible y confeso. No obstante he conocido de tu boca al recogerte el primero en importancia de los motivos: la punzada certera que te ha supuesto la representación teatral que la semana pasada hicieron de la obra los alumnos de Bachillerato. Ellos comenzaron su adaptación por la escena V del Acto Primero: nos acabamos de quedar a las puertas.

martes, 7 de mayo de 2013

Escarabajo rinoceronte


¿Qué ha sido del afrentoso cariz de tu cornamenta? Varios centenares de hormigas espartanas cargan burocráticamente contigo hacia su hervidero de novedades decrépitas. Allá vas, como un maniquí desvaído, por el sol agriamente acribillado. Cuando rescaté anoche tu cuerpo exánime del agua te entregaba con desdén al furor canicular de esta ardiente comitiva. Tu porteado armazón deshidratado pesa menos hoy que la vida recién extinta ayer entre mis dedos.

Metamorfosis

D., N., P.

La metamorfosis (07/05/13).



Elige D.: Romeo y Julieta, de W. Shakespeare. Esta noche hasta la aparición del Príncipe Scala.

Gregor

D.

Seguro que cuando maten a Gregor se dan cuenta que es humano.

martes, 30 de abril de 2013

P.

He escrito tan mal que eso a veces también me da miedo.
P.

Ni cuando remedo a Kafka mi imitación de Benjamin es convincente.

238


D.

222. tiberio.
223. papanatas.
224. rebullir.
225. estibar.
226. barahúnda.
227. coraclo.
228. truculento.
229. palustre.
230. patojo.
231. alambre.
232. roñoso.
233. marco.
234. cazuela.
235. pomo.
236. contener.
237. lujoso.
238. desvestido.

lunes, 22 de abril de 2013

nuevo escarabajo en la oficina

D., N., P.

Comenzamos La metamorfosis de Kafka.

D. ¡Eh, se ha copiado del mío!
P. ¡¿?!
D. O a lo mejor es que no lo sabía.

resonancias

D.

¿Te gusta tu vida? Dímelo porque si quieres te la puedo cambiar poniéndote dos tornillos o un par de corazones de cucaracha. (Medita. Transita de la sonrisa brillante a la tensión circunspecta.) Bueno, la verdad es que no he visto nunca un corazón de cucaracha.

viernes, 19 de abril de 2013

Lipman

[jueves 11 de abril de 2013]

P.

En Lipman (Filosofía en el aula) el comentario de un niño parisino de siete años recogido por su padre: “Cuando estamos muertos, soñamos que estamos muertos.”

viernes, 12 de abril de 2013

hormigas

[oído a una niña (unos diez años) que en compañía de otro niño buscaba hormigas en el césped de la piscina]

P.

Siempre mato a las que están muertas.

escarabajo

[jueves 11 de abril de 2013]

D.

¿Te imaginas que una madre está embarazada y tiene un escarabajo?

jueves, 11 de abril de 2013

chamuscado

[martes 9 de abril de 2013]

D.

[En el parque, mientras esperamos a P.]

¡Qué piquito de oro tiene N.! En un momento ha hablado (¡mmm!) con tres niñas y ya tiene tres novias. Este niño va a acabar con el corazón chamuscado.

El Hombre del Futuro

[martes 9 de abril de 2013]

D.


martes, 9 de abril de 2013

[marzo de 2013]

D.

[Duchando a N.]
D.: ¡Mira tú!
P.: Ahora no puedo mirar, D.
D.: ¡Papá! ¡Mira tú es una expresión…!

lunes, 8 de abril de 2013

juntador

[sábado 6 de abril de 2013]

D.

Tú me quieres porque tu amor es juntador con el hijo.

miércoles, 3 de abril de 2013

mortal e inmortal

D.

P., C. me ha dicho hoy que él no se va a morir porque el médico se lo dijo; pero es mentira. Yo le he dicho que todos morimos porque somos mortales. Pero los cubos de basura no, porque no se gastan: son inmortales. Los rotuladores sí, son mortales.

lunes, 1 de abril de 2013

martes, 26 de marzo de 2013

Pezcador

D.

Pezcador: el que pesca un pez.

220

D.

211. ávido.
212. barniz.
213. estructura.
214. insólito.
215. emplazamiento.
216. motín.
217. capcioso.
218. pañol.
219. lugre.
220. monóculo. [¿Y no podría ser también el culo de un mono?]

viernes, 22 de marzo de 2013


[jueves 21 de marzo de 2013]

P.

El dictamen del enfermero ha sido: “No hay nada objetivable”. Y el del médico: “La mente es dañina. No le hagas caso.”

¡Socorooo!

N.

¡Socorooo! (¡Socorro!). [Huyendo por el pasillo, riendo y agitando los brazos para no lavarse la cara.]

sábado, 16 de marzo de 2013

Klee. Lista 2.

I
II

III

IV

V
 
VI
 
VII
 
VIII

IX
 
X
 

Klee. Lista 1.

[6 de febrero de 2013]

P.

Acabo en solitario los Diarios (1898-1918) porque también hemos empezado La isla del tesoro, saltándote toda la normativa vigente y aparcando a Aristófanes. No puedes permitirte ahora ninguna distracción. Hago dos relaciones: una de citas (suprimo las fechas porque son para ti y para mí) y una de primeros cuadros para el estudio infantil (excluyo Angelus Novus). Te dejo pendiente una tercera, una lista de comentarios machistas muy rancios que me han sorprendido mucho.

Paul Klee:

1
Escribí algunas breves narraciones, pero todas las destruí.

2
Visión retrospectiva. Primero fui un niño. Después escribí simpáticas composiciones y aprendí a contar (hasta los once o doce años de edad). Luego me entró la pasión por las niñas. A continuación vino una época en que me ponía el gorro escolar echado hacia la nuca y me cerraba la chaqueta solo con el botón inferior (hasta los quince). Comencé después a sentirme paisajista y me di gusto insultando al humanismo. A mediados del bachillerato me dieron ganas de abandonar la escuela, cosa que impidió la voluntad de mis padres. Entonces viví un sentimiento de martirio. Solo me alegraba lo prohibido. Dibujos y escritos. Después de pasar malamente el examen, comencé a estudiar pintura en Munich.

3
Me parecía ser débil de carácter cada vez que prestaba más oído a la voz interior que a los mandamientos exteriores.

4
Aparentemente me estoy haciendo pequeño y sobrio, por completo apoético y prosaico.

5
Yo un hombre infantil, con flores quiero coronarte, pálido rostro. Por las blancas paredes puede verse que hay crisantemos en las cercanías.

6
Numerosas variantes el tema padre e hijo. Un padre con su hijo. Un padre a través de su hijo. Un padre frente a su hijo. Un padre orgulloso de su hijo. Todo esto lo representé claramente, pero por desgracia lo destruí. Solo se han conservado los títulos.

7
Tengo que tensar mucho más las cuerdas, pues de lo contrario me empobreceré en este mundo limpio y ordenado.

8
Si tuviese que pintar un autorretrato realmente auténtico, se vería una curiosa vasija. Y habría que aclarar que dentro estoy yo, como la carne dentro de la nuez.

9
Mis éxitos hasta el momento. Envié los grabados a Keller y Rainer en Berlín. No. Luego a Heilbut, allí mismo. Pregunto a Cassiere y la respuesta fue: ¡no! [Y sigue…]

10
Felix Klee, nacido el 30 de noviembre de 1907.

11
La visión retrospectiva con motivo del año nuevo me puso un poco más serio que de costumbre. ¡Al fin y al cabo no es algo tan inocente colocar a un niño en el mundo! En todo el horizonte brillan relámpagos de fosforescencias azulosas.

12
Ahora lo intento sin especulaciones, sin vida propia espiritual. Lo intento como persona pequeña, un poco desilusionada, un poco burguesa. Lo intento con el 25 por ciento del suizo que hay dentro de mí.

13
Cierto que he hecho más anotaciones lingüísticas, pero el fenómeno principal ha llegado ya a su término. Se está convirtiendo al alemán.

14
También eran interesantes las trasposiciones : en vez de zapato, zatapo.

15
Felix habla. Primeras frases : «Allí tas papá » (allí está papá). « Allí tas pie », « allí tas luz », « ¿ontas ? », « ¡allí tas ! ». Cuando escucha voces de niños, corre a la ventana y exclama : « ¡nanes ! »

16
Pobre de mí bajo la presión de la hora reincidente, solo en el centro, y en las profundidades el reptante gusano. (Creo que el dibujo es bueno.)


17
Esta guerra la tenía yo desde hace mucho tiempo dentro de mí. Por eso no me importa en cuanto a mi fuero interno.

18
Para sacarme a mí mismo de entre las ruinas, tendría que volar. Y volé. En ese mundo destrozado ya solo vivo en el recuerdo, así como a veces se piensa en algo pasado.

19
Por lo tanto, soy « abstracto con recuerdos ».

20
Vaya destino pesado el de ser una balanza en el filo que media entre el ayer y el hoy.

corolario


[15 de febrero de 2013]

P.

Dificultad con corolario.

miércoles, 13 de marzo de 2013

210

 [lunes 11 de marzo de 2013]

D.

207. aspirante
208. válvula
209. insectil [¿De verdad que existe o se la ha inventado (otra vez) Vallejo?]
210. lebrillo


Buscamos espergesia, y vuelves: ¿De verdad que Dios estuvo enfermo?

descanjarse

D.

murciégalo (murciélago)
descanjarse (desencajar)

domingo, 3 de marzo de 2013



[domingo 3 de marzo de 2013]

P.

El caso del puente de Thor (Arthur Conan Doyle). No te crees que a partir de un desconchón en el parapeto del puente Holmes haya podido resolver el caso y sobre todo que haya adivinado que se produjo por el impacto de un revólver.




Diarios (Paul Klee). El dibujo del tiovivo, las manos de Klee. Esta anotación (de las primeras del Diario I): “En el segundo año de primaria tuve sentimientos muy específicos por una niña que se sentaba a mi lado, Hermine.” Y esta otra: “En el restaurante de mi tío, el hombre más gordo de Suiza, había mesas con tableros de mármol liso en cuya superficie se podía ver un embrollo de cortes longitudinales de fosilización. En este laberinto de líneas era posible descubrir seres humanos grotescos y trazarlos a lápiz. Esta era una de mis ocupaciones preferidas, y se documentaba mi <<tendencia a lo estrafalario>> (nueve años).” Por mi parte, para el anecdotario de mi investigación, un comentario del año 1897 que reproduje también en el correo de esta semana a Mayorga: “Llegó a mis manos un tomo de cuentos de Wilbrandt, y con gran interés leí <<El huésped de la Estrella de la Tarde>>. Mi padre no aprobaba esta lectura; opinaba que los caracteres problemáticos no eran lo adecuado para mi edad. No sabía yo qué hacer con esa opinión. ¿Qué era eso de <<problemas>>? Lo que no se entendía ahora, sin duda tendría que entenderse alguna vez más tarde. Al menos se podía satisfacer siquiera parcialmente la curiosidad (catorce a quince años).” 


204


D.

202. panteón.
203. ígneo.
204. percance.

jueves, 28 de febrero de 2013

Filosofía para niñas y niños (desobedientes) / 1


1
La teoría de la percepción del miembro fantasma (Ramachandran y Blakeslee, 1988) permite conjeturar otro hito fantasmático muy distinto aunque de significativo alcance. A menos que descubramos a deshora que nuestra inventiva se encuentra fatalmente obturada, sus hallazgos consienten el traslado de la disquisición espectral al panorama educativo español.

2
La hipótesis de partida, la de un indolente ministro de Educación, Cultura y Deporte, se desvanecería al instante si el señor José Ignacio Wert se nos apareciera, en cambio, atosigado malamente por un fantasma.

3
El anteproyecto de Ley Orgánica de Mejora de la Calidad Educativa y el contenido de unas declaraciones del pasado 5 de febrero realizadas ante diferentes medios de comunicación, son los dos mojones con que deslindar la intención teórica de esta tentativa. En las citadas declaraciones el acuciado ministro Wert advertía a los futuros alumnos universitarios (y la siguiente transcripción es aproximada) que la elección de una carrera debe ser un ejercicio estratégico a cargo del educando y debe hacerse en función de la situación del empleo, seleccionando únicamente aquellos estudios que garanticen (con escaso margen de error) la obtención de un trabajo al finalizar el periplo universitario.

4
La linde es clara por cuanto la declaración abstraída respeta el espíritu de la norma. Cuando en el primer párrafo de la Exposición de los motivos de la Ley se afirma que “todos los alumnos tienen un sueño” (uno y no varios, múltiples, infinitos), al artículo indeterminado le parecen estar vedadas quimeras como, pongamos por caso uno muy kitsch, la felicidad; en su lugar un tropel de técnicas o tecnologías (que diría Foucault, pero ¿quién es Foucault para la Ley?) llegan en auxilio del yo del alumno para ayudarlo a “reconocer” sus auténticas “habilidades y expectativas” (párrafo tercero).

5
El alumno ganará en seguridad con el fin de dar un primer paso en la “lógica de la reforma”, lo que a su vez le permitirá “hacer realidad sus aspiraciones” al convertirlas (sus aspiraciones y expectativas; mismo párrafo) “en rutas que faciliten la empleabilidad [sic]”. El “nivel educativo” que la reforma va a implantar en los nuevos ciudadanos determinará, por último, “su capacidad de competir con éxito en el ámbito [nacional y en] el panorama internacional” y les abrirá “las puertas a puestos de trabajo de alta cualificación” (quinto párrafo).


6
La Materia Educativa sometida a reforma tiene sin embargo un miembro fantasma y ese fantasma es la filosofía. Es muy probable que la Ley cuente con otras terminaciones, falanges y colgajos atávicos (por ejemplo, esa menudencia de la educación unisex que anteayer el estoico Zenón de Citio ya sostenía) pero este breve y circunspecto apunte tiene suficiente con atender a una sola de sus fantasmagorías, si bien no desdeña su utilidad en un futuro dictamen sobre el conjunto.

7
Habida cuenta de que la Ley elimina la obligatoriedad de la Historia de la Filosofía en segundo de bachillerato, la pregunta angular es ¿por qué José Ignacio Wert se empeña en amputar un fantasma? La apoyatura teórica del miembro fantasma basta para defender las dos opciones cabales discernibles al respecto: o bien Wert se engaña por el recuerdo de un trauma de juventud ocasionado directamente por una experiencia dolorosa en el aprendizaje de la filosofía (hecho improbable en tanto la primera muerte de la filosofía data de 1848 y es presumible que la mocedad del señor ministro transcurriera en un periodo posterior, incluso muy posterior) o bien Wert anticipa ese mismo dolor sobre la base del terror inconcreto que le genera lo que la filosofía pueda depararle en el futuro. Sea como fuera, el fantasma de la filosofía estaría perturbando a nuestro ministro con aquello que le hizo o con aquello que puede llegar a hacerle.

8
De modo que Wert percibe mal (ve fantasmas) o no discurre bien (padece idiocia) dado que no se puede matar de nuevo lo que está muerto. Matar dos veces, se sabe, es cosa que solo hacen las dictaduras y cantan los poetas. Sin el menor titubeo nosotros exoneramos al señor ministro de ese cargo (no de su petulancia). Y debemos reconocer que su anécdota obsesiva no nos importaría en absoluto (aunque sentiríamos por él una gran pena solidaria) de no ser porque el fantasma de Wert es el Calicles de Platón; por eso y por la extraña connivencia de la vocación wertiana con la muy seductora tendencia del cadáver jovial de la filosofía a la que dedicamos esta serie.

9
De una fundacional superchería neoliberal, la posición de Calicles es en realidad la que Platón pone en su boca en el diálogo Gorgias (484c-485d). Allí Calicles anima a Sócrates a dejar “ya la filosofía” si realmente quiere ocuparse de “cosas de mayor importancia” como la administración de la ciudad o la justicia. Sostiene que la filosofía está bien, “tiene su encanto”, siempre que se goce de ella “moderadamente” durante la juventud; pero si por el contrario “se insiste en ella más de lo conveniente es la perdición de los hombres.”

10
El argumento Wert de Calicles es que seguir filosofando cuando empieza a ser adulta hace a la persona “inexperta en todo lo que es preciso que conozca” hasta el punto que cuando los hombres crecen filosofando y luego “se encuentran en un negocio privado o público, resultan ridículos”. Porque mientras se es joven “no es desdoro filosofar (…). Pero, en cambio, cuando veo a un hombre de edad que aún filosofa y que no renuncia a ello, creo, Sócrates, que este hombre debe ser azotado.” Porque “en verdad, mi querido Sócrates –y no te irrites conmigo, pues voy a hablar en interés tuyo-, ¿no te parece vergonzoso estar como creo que te encuentras tú y los que sin cesar llevan adelante la filosofía?”

11
Eran otros tiempos. Los bípedos implumes que se dedicaban a la filosofía en academias y asambleas coincidían con otros muchos que la denostaban dentro y fuera de sus santuarios: todo era perfectamente idílico. No obstante es posible apreciar en una denuncia tan confiada como la de Calicles las primeras señales de decrepitud en el recorrido sincrónico de infantilización de la filosofía. Calicles penaliza el filosofar en la edad adulta so pretexto de que no aporta la experiencia necesaria para desenvolverse en los negocios públicos o privados que son la razón de ser del hombre libre. Para el adulto la filosofía es cosa de niños, de igual manera que para el joven es meramente gracioso e insignificante el balbuceo de un bebé: entiende que en adelante no podrá imitarlo sin padecer vergüenza. Él está ávido de experiencia, al tiempo que se le advierte que la experiencia está en otra parte (en cualquier otra parte que no sea la filosofía). Nunca jamás los jóvenes querrán acercarse a la filosofía. Andando el tiempo no quedará otra que vendérsela a los más pequeños.

12
Tal vez lo decisivo de la situación actual se aprecie con anterioridad en los efectos colaterales de la mor(i)bilidad contemporánea de la filosofía. Los maestros también han muerto o están siendo jubilados prematuramente; los docentes de secundaria devienen huérfanos en sus centros, sin asignaturas que impartir ni horas de docencia con que entretenerse; y es un hecho que el grueso del profesorado de filosofía no se encuentra preparado para responder con brío al desafío del mercado y del carrefour filosófico ante la eclosión de productos para niños cada vez más bellamente envueltos.

13
Quizás el proceder inane del ministro Wert no resulte ser sino la señal de la época. En el periodo post mórtem o periodo Monster High de la filosofía se dan las condiciones para que esta, exangüe e inexperta, sea hoy el más simpático y jovial de los cadáveres culturales con que entretener a nuestros hijos. En la catalogación de esta hongosa tendencia deben centrarse por tanto los primeros esfuerzos.

Patosear



[miércoles 27 de febrero de 2013]

P.

Has inventado el verbo patosear. Dicho de los insectos que asaltan tus sueños: dar escandalosos paseos por la casa con sus enormes patas. 


martes, 26 de febrero de 2013

Joven proletario (Berna, 1916)




P.

Ayer la palabra perplejo. Ahora he tenido que escribir tres veces proletario antes de dar con la secuencia correcta para nombrar el cuadro de Klee. De momento advierto una sola constante: están implicadas las letras l y r. Mañana llevaré conmigo este apunte.




[Esta nota del mes de enero es el precedente de la anterior.]
Me he detenido al escribir la palabra alrededor. Dudo, me parece extraña, lejana, pavorosamente irreconocible. Tengo que apuntarlo. Hasta ahora no lo he hecho: mal.

Paul Klee. Diarios



viernes, 22 de febrero de 2013

Mynona


Mynona, citado por Benjamin en ‘Juguetes antiguos’ (1928): “Si los niños han de ser hombres cabales algún día no podemos ocultarles nada de lo humano. Su inocencia se encarga, de por sí, de crear las necesarias barreras, y más tarde, cuando estas vayan cediendo poco a poco, lo nuevo penetrará en almas preparadas. Los pequeños se ríen de todo, aun de los lados sombríos de la vida; precisamente, esa hermosa extensión de la alegría hace que su luz alcance zonas por lo general privadas de ella y que solo por eso resultan tan tristes. Logrados atentados terroristas en miniatura, contra príncipes que se parten en dos, pero pueden curarse; grandes tiendas que sufren incendios, robos y hurtos, muñecos-víctimas que pueden sufrir las muertes más diversas, y sus correspondientes muñecos-verdugo, con todos los instrumentos especiales, la guillotina, la horca… Mis chicos, por lo menos, no quisieran prescindir de todo esto.”


[22 de febrero de 2013]


D.

¿Cuándo se quitará esta crisis?

martes, 19 de febrero de 2013

Los dueños


[domingo 17 de febrero de 2013]

En el parque.

Niño: Hola, ¿sois los dueños de ese niño?
M. y P.: ¿De cuál? (El niño señala). No, de ese no.

Elfie


[sábado 16 de febrero de 2013]


P.

Acabamos Elfie, de M. Lipman.

Argonáuticas




[lunes 11 de febrero de 2013]


P.


Acabamos las Argonáuticas de Apolonio de Rodas. Haces un dibujo, que guardo con el que hiciste después de la película de Chaffey.





lunes, 18 de febrero de 2013







P. : ¿'Benjamin' no te está quedando muy pequeño?
D.: Es que 'Benjamin' suena a antiguo y lo tengo que hacer en pequeñito.
P.: De acuerdo, no te digo nada más.
D.: Eso espero...

[domingo 10 de febrero de 2013]


P.

En su ‘Panorama del libro infantil’ (1926), Walter Benjamin: “Si se les da cuatro o cinco palabras para que las reúnan rápidamente en una breve oración, aparecerá la más sorprendente prosa: no una versión del libro infantil, sino la indicación del camino que lleva hacia él.”

miércoles, 13 de febrero de 2013

El antecedente. Benjamin y su constelación


1
Por suerte este artículo no es el que te anuncié que estaba escribiendo sobre la exposición de Benjamin. Seguramente el malogrado original te habría escandalizado. Tenía el muy pretencioso título de Estrategia Benjamin. Tarea: interrumpir, exceptuar (I) y se parecía mucho al que escribí con ocasión del libro de Fernando aludiendo a Vallejo. Lo estaba pariendo tan grandilocuente y con el mismo aire programático de aquel, ¿lo recuerdas? Ahora que lo he orillado siento un inmenso alivio al esquivar de un plumazo un fracaso similar y creo, con sinceridad, que acometer un ejercicio igual de estéril en estos momentos no habría tenido para mí sino efectos perniciosos.

2
Obviamente no puedo hurtarte los motivos que lo hacían tan inadecuado y erróneo, en parte porque varios de ellos apuntan hacia tu persona y a todo cuanto en mí se halla afectado de modo extraordinario por su irradiación. Empiezo no obstante por el propósito que, en este sentido, es el más exógeno de todos ellos. Yo quería escribir mi artículo e invocar en él de forma explícita a Eduardo García Rojas, el responsable de estas páginas. No tanto para que Eduardo-consintiera su publicación como para que Eduardo-quedara-persuadido de la necesidad de publicarme de una manera continua y definitiva, a saber, remunerada, todo lo escasamente remunerada incluso que a él le fuera posible. De ahí la lectura más egotista a que yo quería dar pie y alas con el rimbombante lema de la estrategia Benjamin, y que era a su vez la más vergonzante de las posibles: habiendo Walter Benjamin impuesto una tarea en su Tesis VIII, la tarea de crear el verdadero estado de excepción o de emergencia, y habiendo empeñado toda su escritura en la realización de la misma, ya fuera expresamente o en secreto, y constatado que mantuvo el coraje de no claudicar ante su objetivo aun en las circunstancias más precarias (tanto por el acoso de la guerra como por sus estrecheces económicas: por razones obvias yo insistiría en este segundo subconjunto), poco menos que yo iba a recaer sobre el estado de la cuestión, retomar su papel e interpretarlo de nuevo. Imagino que te vas haciendo una idea del burdo atrevimiento del que quería ser protagonista.

3
Yo que ahora escribo, anoto regularmente y sigo esta vez emperrado en no rendirme pese a lo feo que se está poniendo todo a mi alrededor, iba entonces a situar en el primer punto del orden del día la revisión del estado actual de la tarea Benjamin, diseñando a tal fin toda una estrategia. Como se me había brindado la oportunidad de asaltar libremente este espacio, lo iba a convertir en mi tribuna. Dada mi inveterada incapacidad de emprender o proyectar empresas de mayor envergadura, transigí ante las propias razones que me daba para simular hacer  “crítica de libros” sin necesidad de llegar a publicar “cosas malas” (Libro de los Pasajes, Akal), igual que hizo Benjamin en su época. De modo que me presentaba ya como un Benjamin enteramente renacido y, salvando las distancias, venía a reclamar para mí el derecho de arrogarle a mi escritura un medio ambiente igual de precario y harto probado, pero haciendo gala de mis nuevos recursos. Escribiría una serie de trece artículos con vistas a tomar el pulso a la tarea Benjamin. Puesto que se trataba de esto último pero también de revalidar mi condición de escritor, el número total era un guiño al apunte de Calle de dirección única, ‘Sobre la técnica del escritor en trece tesis’, y, por lo mismo, un ejercicio público de escritura, casi una oposición. Mi compromiso y mi oferta a Eduardo consistían, pues, en escribir trece artículos en trece tesis. Le adelantaba incluso su relación: 1. Estrategia Benjamin. Tarea: interrumpir, exceptuar (I); 2. El gesto de la infancia. Interrumpir, exceptuar (II); 3. Niñas, niños y libros resistentes. Interrumpir, exceptuar (III); 4. Lo que es la regla. Interrumpir, exceptuar (IV);  5. Lo que es la excepción. Interrumpir, exceptuar (V); 6. Catálogo de suposiciones.  Interrumpir, exceptuar (VI); 7. Lo que es la verdadera excepción. Interrumpir, exceptuar (VII); 8. Casuística del desempleo y la pobreza en Canarias. Interrumpir, exceptuar (VIII); 9. Observatorio Permanente de la Deshumanización. Interrumpir, exceptuar (IX); 10. Casuística de la literatura disidente en Canarias. Interrumpir, exceptuar (X); 11. Compromiso y acción débil. Interrumpir, exceptuar (XI); 12. Contra la literatura. Interrumpir, exceptuar (XII); 13. Taxonomía de la esperanza. Interrumpir, exceptuar (XIII).


4
El primero de la serie era el que debía cubrir la exposición de Benjamin y tenía que ser realmente convincente, poco menos que avasallador. Como iba a superar el número de palabras sugerimpuesto por Eduardo para mi primera colaboración, el texto era alevoso incluso en su factura, y se ensañaba en su maniobra por ocupar un lugar preponderante en las ocho caras de El perseguidor. Era evidente que apostaba por recibir un espaldarazo definitivo, y era sordo a cualquier prevención o premonición del más remoto fracaso. No tener a mano otra cosa es cierto que coadyuva a alentar y mantener una indiferencia semejante respecto de los resultados más probables. Noah y yo pasamos desde hace meses todas las jornadas juntos, a lo sumo leemos y subrayamos, la tesis permanece en suspenso, mi diario está dejando de ser franco, y en la tarde de ayer me entrevistaron en un supermercado con vistas a cubrir vacantes durante la campaña de verano, sin ninguna garantía de poder acceder a alguno de los puestos que serán ofertados. Ahora bien, como siempre que hasta el momento he intentado hacer algo parecido, el resultado estaba siendo prácticamente ilegible, un enésimo engendro, nuevamente un producto de uso y consumo doméstico. Aunque convivo con la muy personal y dañina intuición de que esa martirizante manera de escribir terminará por descollar un día, es infamante contrastar la marabunta de indicios futiles, pasos en falso o contravenidos, parches, pertinaces embustes, con las pocas obras que en la otra orilla han demostrado ser de naturaleza imprescindible. Por ejemplo, de los libros que hubiera querido plagiar antes de la treintena, escogería siempre en primer lugar las “Tesis” Sobre el concepto de historia de Benjamin. Nadie lo sabe (tampoco es cosa loable ni interesante) pero en la segunda de las vidas que vivo, la vida del injerto o del hombrecillo que soy agazapado dentro de mí, mi única misión de relevancia es la de desentrañar los secretos de esa escritura centelleante. Desgraciadamente, mi mente ordinaria es desorganizada e inconstante, ha sido innumerables veces fragmentada, no logrará jamás hacer un aporte a la verdad del sufrimiento.

5
Mis dudas acerca de si, una vez publicado el dichoso artículo, acabaría obteniendo el fin particular y estratégico que me había propuesto respecto de Eduardo y de este diario, no explican por sí solas (aún menos tras mi admitida displicencia) el que no haya sido capaz de llevarlo a término. Tu papel ha sido mucho más decisivo y ha socavado buena parte de mis aspiraciones, habiéndolas colmado a todas de matices perfectamente ilegítimos. Eso fue, en realidad, lo que me hizo abortarlo y empezar de nuevo. Sin embargo el principio es el mismo. Más exactamente, es el principio que se soslayaba en el original fallido y que hace de esta versión una réplica más aproximada a la verdad. Desde que publiqué mi artículo sobre Enrique Vila-Matas en este mismo lugar me han rondado los remordimientos y ni siquiera me he atrevido a preguntarte sobre ellos. Al principio eran vagos pero con el paso del tiempo se han vuelto mucho más precisos e irreductibles. Te desconcerté, lo manifiesta tu silencio, con mi interés por alguien tan evasivo y literario como Vila-Matas. Te incomoda, estoy convencido de ello, el uso que el autor barcelonés hace del perfil más shandy de Benjamin, y debió de exasperarte mi inciso un tanto frívolo sobre el gusto suyo y mío por la miniatura. Este detalle me pasó completamente desapercibido al enviarte el texto por correo. En cambio sí fue intencional la pose de mi personaje vilamatiano contemplando desde la altura de su apartamento las manifestaciones de la última huelga general. Quería que fuera una clave de mi regreso que discutiéramos la raíz de mi actual inacción política, y pensaba que en tu foro interno me lo echarías en cara a partir de esa señal indolente. Como ves, fui yo quien cocinó tu malestar conmigo.

6
Puedo señalar los tres diques, involuntariamente erigidos por ti, que han supuesto la repentina contención, por no decir el prematuro epitafio, de la estrategia Benjamin. Que no vinieras a la presentación de A child was born. Planeé la ocasión, y la trampa nunca habría fallado. Era faltar al decoro que lo hicieras tú, pero tú venías, hablabas de él, y yo te dejaba equivocarte. Soportaba flemático el chaparrón para después, empapado, borracho de halagos, responder a ellos con la verdad. (He visto un poco tarde que este móvil de la verdad habría sido el más apropiado para atraer a Eduardo hacia mí.) Estimadas, estimados, decía yo alzando la voz, gracias a vuestra presencia esta noche tengo el valor de confesar algo que estando a solas en compañía de mi amigo nunca me atrevería a decirle: me exige tanto su amistad, me hace ser tan inflexible conmigo, que a veces pienso no poder soportarlo; no haber podido.
   
7
Que escribieras tú también hace unos años un artículo sobre Benjamin, el que está recogido en tus Istmos de la periferia. No es para nada extenso, lo escribirías de un tirón, tal y como yo nunca consigo. Además es bastante impetuoso, contestatario, seguramente respondió a algún suceso puntual extrapolado de la cargante atmósfera de homenajes y conmemoraciones. Yo fabulo que me intuías y que por eso fuiste tan intransigente con lo que haría. Decías: “una mera repetición de la filosofía de la historia de nuestro pensador sería demasiado sospechosa de abstracción sin compromiso o de neutralización académica. Hay que ponerla en marcha. Por ejemplo, porque en su concreción nos va la vida cotidiana”, y dirigías tu mira a la historia y la realidad de Canarias. Habías cogido un alfiler; lo que permanece clavado en el tablón soy yo, que amarilleo.
   
8
Que la estrategia Benjamin no logre, en lo esencial, sino servir de adminículo a la moda Benjamin. Una nueva demostración, por consiguiente, de la desfachatez de asumir la tarea en según qué circunstancias, dado que en términos absolutos nada le es más inapropiado a la tarea que el cálculo estratégico. Escribiste: “La moda Walter Benjamin, es decir, su traición, resulta insoportable”. Y más adelante aportaste incluso la prueba con que desenmascararla: “rastrear si tienden su mano [historiadores y artistas], aunque fuera en secreto, a los desplazados sin sombre”. (Aquí espero haber evidenciado que no he terminado mi artículo porque estaba reescribiendo el tuyo; fabricándome un parapeto.)
¿Puedo defenderme, puedo todavía suscribir una tarea sin ser sospechoso de los ominosos crímenes que he cometido?

9
Fuimos los cuatro a ver la exposición, aunque mediada la visita María y Noah hicieron un alto para pasear fuera del museo y dar cuenta de la compota. Le hice una fotografía a Dan debajo de la de Benjamin en la Bibliothèque Nationale, aparentando que leía sus notas micrográficas. A Dan no le cuesta ningún trabajo teatralizar estos simulacros, pero yo le fotografié con tanta prisa y embarazo que la foto quedó mal encuadrada y tiene un reflejo que la hace inservible: por eso no te la mando.

10
Puede que leyera instintivamente VaBe, la novela trina de Slava Goić, con el ánimo de contrarrestar todos tus recelos. Cuando traza su retrato del personaje Benjamin, Goić tampoco renuncia ni se inhibe al abundar sin reparos en aquellos aspectos más esnobs de la personalidad y las costumbres benjaminianas. El flâneur, el shandy, el trapero, el coleccionista, el miniaturista, es cierto que todos los Benjamin de Benjamin salen a relucir a lo largo de sus cerca de setecientas páginas y, en cambio, todos palidecen sin remedio frente a la minuciosa reconstrucción o la refinada arqueología de los argumentos de izquierda contenidos en las “Tesis”, quizás la mayor empresa narrativa en que se haya embarcado hasta ahora Goić . Es otro libro que no habré podido escribir ni plagiar, y que no sé si habrás leído.

11
Viendo durante estas semanas los carteles en los escaparates de los establecimientos más insospechados de Santa Cruz, he pensado a menudo en el recorrido inclasificable de Benjamin por los museos. Me aturde la imagen del coleccionista coleccionado, colectado. Cuando los veo revivo dos impresiones mías de hace tres años, durante mi visita al Mémorial de la Shoah en el barrio parisino de Le Marais. La primera me asalta frente al programa de actividades y el calendario adjunto de los voyages de mémoire al campo de Auschwitz-Birkenau. Son viajes de una sola jornada a razón de 360 euros por persona y es una actividad desaconsejada a menores de 15 años. Recuerdo que tenía muy reciente cómo había relatado Reyes Mate (Por los campos de exterminio, Anthropos) la experiencia de su visita a los campos. Ya entonces pensé cuál sería la mía, en qué trance me colocaría, cuánto tardaría en hacer ese viaje. Esta pregunta por el tiempo tenía una clara indicación u orientación personal: antes, con María; o después, con ella y con ellos. Resolvimos que después.
    La segunda es ante los uniformes, las estrellas, el cabello humano. ¿Hace falta exponer esto así? ¿No tiene algo de impúdico contemplarlo estando vivo y dichoso y sano? De regreso al estudio he perdido el habla y las fuerzas parece que también van a abandonarme. Ejecuto mis acciones en el metro como un autómata, con la mente en blanco. Salvo este rótulo, de Benjamin, como una punzada: “Nada que decir. Solo mostrar”. Al entrar, le entrego mi silencio a María, que lo custodia pudorosamente.
 

Ambas impresiones, recreadas a cierta distancia temporal, las puedo completar sentado frente a la pantalla con palabras de supervivientes como Ida Grinspan (Yo no lloré, Anthropos: lo ha traducido Andrés) acerca de la transformación de Auschwitz; recuerdos empantanados en la emoción sobre la pertinencia de coleccionar y mostrar según qué cosas: “Auschwitz es ante todo un museo. La primera vez que regresé debí desmayarme en la gran sala donde se ve un inmenso montón de cabellos. Me percaté de que tenían que estar necesariamente ahí los cabellos de mi madre”.

12
Si en el primero refería algo de los contenidos de la exposición, en este no, y además descubro que no es algo que yo pueda hacer. Me explico. Tengo interés en hacerlo, (imagino que) nadie podrá alegar lo contrario. Pongo lo mejor de mí al intentarlo. Pero ¿a quién podrían interesarle mis reseñas o críticas de eventos culturales, su genotipo? Me cuesta horrores, primero, comprender lo que leo, lo que veo, lo que escucho, como para después tratar de relatárselo a otros. En puridad, recupero anuncios, redacto los avisos que ya fueron redactados, pero lo hago ahora, después. No sé comentar sin encenizar mis comentarios. (He usado el verbo porque anoche leímos poemas de Juan, por primera vez: me gustaría que se lo dijeras). No tengo para mirar sino ojos que no son míos o me son ajenos, de ahí mis dificultades. Luego, cuando lo confirmo una vez más, me quiero interrumpir pero me atollo (Vallejo), y entonces repito, me repito: me reproduzco.

13
Desde luego que la tarea no está siendo en nuestro presente desatendida, aunque, como tal, la tarea no existe o no se la aprecia por ninguna parte. Las y los desobedientes, indignados, resistentes, prueban sin embargo, y en absoluto menosprecian, esta irrealidad, pues tiene para ellos un riguroso significado: que esté sucediendo lo que parece no suceder, es un acontecimiento con un alto poder demostrativo. “Nuestras derrotas no demuestran nada”, escribe Brecht; salvo el valor de una prueba secreta, la creación clandestina e inviolable que exceptúa, para interrumpir, la derrota, el olvido o la humillación.
    Cuando escribí este párrafo abandoné fulminantemente la escritura de la primera versión. Ahora, reincido. Descuenta el rubor. Me faltan tus fuerzas, el brío del que carece mi perseverancia. Necesito que nos veamos y hablemos. Para continuar.




(Artículo publicado, con leves modificaciones, en el Diario de Avisos, miércoles 20 de junio de 2012.)

martes, 5 de febrero de 2013


[Anotación del 10 de enero de 2013]


P.

El padre de la novela Hablar solos (de Andrés Neuman) inventa calificativos para su hijo, de diez años. Los acabo de anotar mientras estás en clase. Son muy divertidos (aunque difíciles) y se parecen una barbaridad a los nuestros. La lista completa:

artrópodo gruñón

quelonio velocista

lagarto políglota

tiburón con gorra

marmota preguntona


(Este último hace pareja con nuestro fresno preguntón.)


Recuerdo que yo jugaba a algo similar con David, un amigo mío del colegio. Era como una pelea despiadada pero con palabras. Sería tres o cuatro años mayor que tú. Usábamos los nombres que aprendíamos y nos llamábamos protozoo, molécula, batracio… Conservo únicamente los sustantivos: se me han olvidado sin remedio los adjetivos.


[miércoles 9 de enero de 2013]


P.

Dos juegos.

En El día que mamá perdió la paciencia, de Belén Gopegui. Se trata de inventar palabras nuevas a partir de la suma de dos que van de la mano (¿pero podrían ser tres?). Los ejemplos: una niña traviesa, una niñesa; un libro emocionante, un librante.


El segundo es para cuando volvamos a ir de viaje. Está en Hablar solos, de Andrés Neuman. El niño (diez años) tiene que adivinar el número de habitantes de cada pueblo que visitan. Nos podemos jugar el postre.

33



33 es un proyecto antipedagógico crítico-paterno-filial. Periodo de ejecución: 4 marzo de 2013 – 4 de marzo de 2014.

Apuntes y citas



Apuntes y citas
es nuestro diario de lectura. Nuestro compendio familiar de citas. Nuestros juegos apalabrados y los juegos de otros. Nuestra felicidad grande (y su palangana de tristezas pequeñas), en suma.

Acerca del 'Programa de un teatro infantil proletario'



a Pepe Alonso, in memoriam




¿Y qué clase de educación les daremos?
Platón, República, 376e




1
Es favorable a la acción de suscitar niñas y niños desobedientes y sensibles al dolor, el exceptuar, en el escenario educativo de la virilidad y el poder, el teatro infantil comunitario.

2
De igual modo que no se interrumpen veinticinco siglos de abominación de la teatralidad infantil sin una alta dosis de audacia, laboriosamente adulta, tampoco debe arredrar que la sociedad del progreso aborrezca lo que siempre ha sido aborrecido: el renovado temor del pasado siglo XX hacia el teatro infantil, ese mismo espanto sublimado en el XXI con la procreación de agendas culturales y programaciones infantiles disuasivas, no es sino el rescoldo típicamente burgués del pavor platónico a que las niñas y los niños hagan teatro.

3
De suerte que se revela nada capciosa la pirueta de la bicicleta del abate Pestalozzi. Así como un palo de madera atraviesa no sin consecuencias los radios de un velocípedo en movimiento, la teatralidad infantil hace crujir y combarse los hierros de la “ejercitación mecánica” y el monopolio del temor en la escena educativa.

4
Esta cualidad infantil, la más frágil y peligrosa de cuantas configuran el intranquilizador mundo de los niños, ha de ver asegurada su precariedad en la representación no intencional y no directiva de fragmentos o de piezas trágicas o cómicas, y en la recreación de experiencias o acciones tanto gozosas como dolorosas dispuestas en modelos múltiples y no reglados de cohabitación de la realidad con la ficción en los que el fulgor de la excepción no es sino el caduco y relampagueante juego de los niños.

5
Una sobria presentación de este teatro se debe a Walter Benjamin ('Programa de un teatro infantil proletario', 1928) en su intento de sistematizar la labor docente de Asja Lacis, fundadora y directora de un teatro para niñas y niños en la ciudad rusa de Orel (1924) y responsable de una posterior tentativa en la Casa Liebknecht de Berlin (1928). En oposición al teatro burgués, condicionado por el lucro y la naturaleza huera de sus contenidos, el teatro infantil, del que cabe aún precisar su relación con el gran teatro, extrae de lo veraz la justificación de su aptitud para la infancia. En él, las funciones carecen de carácter finalista, se suceden como “de paso” o “por descuido”, en una atmósfera informal y en virtud de un desplazamiento crucial del objeto de las representaciones: promover, incentivar las tensiones del trabajo colectivo por medio de las cuales la comunidad se educa. La ejercitación y la resolución colectiva de estas tensiones durante las funciones por parte de los niños y niñas son el mayor interés del maestro o la maestra, ahora educandos. Su personalidad docente ha sido transubstanciada y desprovista de sus influencias moral y directiva; antes bien, son las niñas y niños del teatro la “auténtica instancia moral”, la que emerge y se muestra en presencia del público adulto durante la representación, y el cual puede compartir ahora con el docente “la esencia misma de la educación: la observación”.

6
Hay en este programa una depuración temprana de los términos benjaminianos marco y gesto, así como, a través de ellos, una sobredeterminación de la determinación del teatro infantil. Esta misma: el teatro infantil es el marco de la educación comunitaria porque es el gesto o hace posible el gesto infantil de lo venidero; de suerte que, por reunión de ambos, educación y señal, el teatro infantil es el gran teatro. La primera deducción es la que atañe a la dirección pedagógica. ¿Por qué el teatro se erige en marco? Porque solo el teatro es susceptible de hacer teatro o solo el teatro es susceptible de enmarcar, es decir, solo el teatro es capaz de reunir “la vida entera”, “dentro de un marco y como espacio”, y ofrecérsela a las niñas y los niños entre la edad infantil y la adolescencia. Imaginemos ahora una especie de teatro cavernoso y un público de madres, padres, docentes y censores. Sobre el tabique, o propiamente sobre el escenario, los niños exhiben sus maravillas…

7
Sin embargo el educador desposeído es protagónico en la dramaturgia infantil. Su práctica se rige por el principio de que “cualquier amor pedagógico que no pierda el coraje y las ganas de corregir, al observar la vida infantil, carece de efectividad” y es “sensiblero y vano”. El cruce de la teoría pedagógica con la teoría de la sensibilidad derroca así el ídolo del paternalismo, estación sin la cual no habrá derrota posible del ídolo del totalitarismo o de la dictadura. Con mucho guardan mayor semejanza estos educadores y educadoras con algunos insectos que la que les mantiene aun sin aire de familia emparentados con la estirpe de los viriles maestros; fundamentalmente, por su aptitud para captar o percibir señales en un marco tóxico y violento. Mediante la observación, esta rara avis de los directores y directoras de teatro infantil comunitario toman como señal “casi toda acción y todo gesto infantil”. Lejos de pretender de los niños un rendimiento o un producto acabado y perpetuo, la improvisación teatral genera la disposición y “el momento del gesto”. En el teatro infantil, el marco es el gesto señalador al que el educador educando asiste como tarea: no embebecerse en la ficción, jugar con ella como fuego, suscitar la realización de lo soñado.

8
La teoría del teatro infantil comunitario se hace con un armazón incontenible en la densificación de la noción de marco a partir de las reflexiones de Judith Butler en sus Marcos de guerra. Las vidas lloradas. Como marco alternativo y disidente en el interior del marco general de la “dramaturgia coercitiva” del Estado y su educación de poder, el teatro infantil representa lo irrepresentable. Frente a una dramaturgia no representable, inapropiada para y en los medios, una dramaturgia que no puede hacerse visible, el teatro infantil es iterativo, vuelve a escena, escenifica o enmarca un gesto, aun a riesgo “de volverse insurreccional y, por ende, sometido al castigo y al control estatal”.

9
“¡Luces, luces, luces!”, grita el Estado en mitad de la representación de La Ratonera. La mala conciencia del Rey ha sido atrapada por la red del teatro y su miseria, en su fermento invisible y ponzoñoso, puesta al descubierto. Pero ¿qué logran tan tarde las luces?

10
Sostiene Butler que hay “maneras de enmarcar” que ponen “a la vista lo humano en su fragilidad y precariedad”. Cuando esta estrategia la encarna el teatro infantil comunitario, el marco conserva y exacerba estas dotes subversivas. La primera es que los niños y las niñas pueden acceder, a través de las tensiones del juego teatral, a unas “condiciones de receptividad” contestatarias del marco coercitivo general, de suerte que pueden ser alcanzados por las demandas de lo humano en la tensión original que es la verdad del sufrimiento. La de Butler es una vía levinasiana aunque no en “vena levinasiana”, lo cual aporta un mensaje clarividente a nuestro teatro. Achaca Butler a Lévinas un principio de la responsabilidad “formalmente verdadero” (anárquico, sin principio u origen en el yo: soy responsable del otro antes de poder liberarme de él) pero cuya “verdad no me sirve” en tanto esta responsabilidad no se ancla en las condiciones sociales o políticas que me permitirían recibirla. (Esto le abre un mundo al teatro infantil al tiempo que acentúa un riesgo impensado en la posible transmisión tradicional de la propuesta levinasiana al descuidar acaso que esta no puede ser transmitida a los niños sin sortear el peligro de enfermarlos, sin hacer de ellos unos neuróticos de la persecución o el hostigamiento ético e invisible del otro.) El teatro comunitario muestra que son las tensiones del juego por delante de las empáticas, las condiciones que permiten dicha recepción y, más aún, las que dejando una huella son el germen de las futuras acciones. Estas tensiones son la tensión de la desobediencia, es decir, la lucha íntima y la lucha comunitaria por desobedecer la norma de la violencia. Esta segunda dote subversiva consiste en suscitar niñas y niños que rechacen la violencia sobre el otro que es norma y reiteración de la norma en el marco general. Aunque la desobediencia no alcanza el logro de un producto consumado, y el teatro infantil únicamente garantiza la prevalencia de un marco por el que recibir la tensión y reiterar, cada vez, el compromiso con la desobediencia. Algo así como mantener prendido el fuego; como escribe Benjamin, ese “fuego que en los niños producen realidad y ficción amalgamados y confundidos de tal modo que los sufrimientos representados pueden convertirse en verdaderos y las bofetadas simuladas en reales”. Pero entonces ya no son palabras: sino realidad, tal y como relampaguea en la boca del Prometeo esquíleo.

11
La misma diatriba levinasiana contra el diálogo socrático se sitúa en la encrucijada actual de una pedagogía de marcos disidentes, aun cuando Lévinas no es responsable espontáneo de ningún aporte a la dramaturgia infantil salvo por omisión en lo que ha llamado drama o intriga ética. La estrategia socrática del diálogo “supone seres ya decididos al discurso, y en consecuencia, seres que han aceptado las reglas”, mientras que la enseñanza no intencional “conduce al discurso sin retórica, sin habladuría ni seducción y sin violencia”. La cuestión no radica en objetar que para el juego de pensar y sentir de las niñas y los niños el teatro es mejor marco que el diálogo y que por ello este debe ser proscrito, sino más bien recuerda que debe ser exigido desde antes del principio, inquirido por su contribución o no a la educación comunitaria de la desobediencia y la sensibilidad.

12
Un niño en duelo por la desaparición de los dinosaurios es un acontecer inasimilable para un adulto. Cualquiera que haya visto a una niña o a un niño llorar transido por el desconsuelo, incapaz, durante minutos sin hora, de sobreponerse y alzarse, puede asaltar en cualquier instante los fundamentos de la pedagogía. Incluso si ha apartado la vista, posándola avergonzado y turbado sobre el rostro de ese señor mayor que es la educación tradicional y cuya avanzada edad nos detiene el resentido tiro en la lengua, incluso así, ni sus viejas arrugas lograrán silenciar el grito acallado por la dureza del poder y su asistente, la falsa sensiblería. “La ponderada dureza que debe lograr la educación significa, sencillamente, indiferencia al dolor”, escribe Adorno, y “ha llegado el momento de hacer consciente este mecanismo”. A saber, promover un marco donde no crecer indiferente e insensible al dolor propio y al dolor ajeno. Porque cuando “están los niños en el escenario para enseñar y educar a los atentos educadores”, son, ante todo, maestros frágiles y sensibles, maestros y maestras de una sensibilidad sin doblez, de una naturalidad exponencialmente dramática.

13
Ahora bien: será necesario reforzar el cuidado y la vigilancia de las niñas y niños a la salida de sus representaciones, tanto más cuando actualmente a los niños por lo general no se les azota ni se les abofetea en público. Educados en y formados por el poder, pero incitados al teatro y suscitada en ellos la desobediencia a la violencia, se vuelve perentoria la necesidad de animarlos a conservar una inteligencia estratégica frente al mundo adulto y de la escuela. En aquel muy viril hito de la filmografía de temática educativa que fue El club de los poetas muertos (1990) un menor se suicida la noche en que ha representado al personaje de Robín en El sueño de una noche de verano. Lo hace porque sus padres le han prohibido en adelante hacer teatro y porque le cambian de escuela: esto segundo porque ha hecho lo primero, teatro. Cuestión de marcos. Pero un día las niñas y los niños aprenderán con el teatro infantil a fabricar en común sus propias ratoneras. Seremos estremecidos y soliviantados, atraparán nuestra conciencia y nos dejarán encantados, nos adormecerán para despertarnos. Iterativamente, función tras función, repetirán el conjuro de Robín, y lo harán mientras tienden en secreto hacia un desenlace diferente. Nos susurrarán, igual de habilidosos que Robín…si esta ficción os ha ofendido, pensad, para corregirlo, que dormíais mientras salían todas estas fantasías…Y nosotros de verdad que lo acataremos. O de lo contrario habremos sucumbido al fuego del juego infantil y deshecho el hechizo de Don Quijote: “Yo sé y tengo para mí que voy encantado, y esto me basta para la seguridad de mi conciencia; que la formaría muy grande si yo pensase que no estaba encantado y me dejase estar en esta jaula perezoso y cobarde, defraudando el socorro que podría dar a muchos menesterosos y necesitados que de mi ayuda y amparo deben tener a la hora de ahora precisa y extrema necesidad". Cuestión de marcos: la de elaborar una estrategia educativa mediante la cual las niñas y los niños puedan recibir las demandas éticas del otro (otra) en un marco no violento, no indiferente, donde crecer, permanecer y practicar sus respuestas desobedientes en la reiteración infinita de la solicitud.





Quien trate de acercarse a su propio pasado sepultado debe comportarse como un hombre que cava. Eso determina el tono, la actitud de los auténticos recuerdos. Estos no deben tener miedo a volver una y otra vez sobre uno y el mismo estado de cosas (…). Y no cabe duda que para emprender excavaciones con éxito se requiere un plan.

W. Benjamin



Este cuaderno digital es el diario de campo de una estrategia. Como toda estrategia, la Estrategia Benjamin está sujeta al devenir de los acontecimientos. Su implementación requiere el rigor, la fidelidad, la planificación, la meticulosidad y la adaptabilidad que hace posibles la audacia y la improvisación revolucionaria.