domingo, 3 de marzo de 2013



[domingo 3 de marzo de 2013]

P.

El caso del puente de Thor (Arthur Conan Doyle). No te crees que a partir de un desconchón en el parapeto del puente Holmes haya podido resolver el caso y sobre todo que haya adivinado que se produjo por el impacto de un revólver.




Diarios (Paul Klee). El dibujo del tiovivo, las manos de Klee. Esta anotación (de las primeras del Diario I): “En el segundo año de primaria tuve sentimientos muy específicos por una niña que se sentaba a mi lado, Hermine.” Y esta otra: “En el restaurante de mi tío, el hombre más gordo de Suiza, había mesas con tableros de mármol liso en cuya superficie se podía ver un embrollo de cortes longitudinales de fosilización. En este laberinto de líneas era posible descubrir seres humanos grotescos y trazarlos a lápiz. Esta era una de mis ocupaciones preferidas, y se documentaba mi <<tendencia a lo estrafalario>> (nueve años).” Por mi parte, para el anecdotario de mi investigación, un comentario del año 1897 que reproduje también en el correo de esta semana a Mayorga: “Llegó a mis manos un tomo de cuentos de Wilbrandt, y con gran interés leí <<El huésped de la Estrella de la Tarde>>. Mi padre no aprobaba esta lectura; opinaba que los caracteres problemáticos no eran lo adecuado para mi edad. No sabía yo qué hacer con esa opinión. ¿Qué era eso de <<problemas>>? Lo que no se entendía ahora, sin duda tendría que entenderse alguna vez más tarde. Al menos se podía satisfacer siquiera parcialmente la curiosidad (catorce a quince años).” 


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